viernes, 1 de enero de 2010

Cómo Vivir La Vida Al Máximo Por Howard Andruejol

Vos fuiste diseñado(a) para gozar la vida de la mejor manera posible. Es verdad. Sos tan importante que merecés una vida extraordinaria (extra: fuera de, ordinaria: normal, común, aburrida). Debés salir de la prisión de la monotonía, del encierro de “lo de siempre”. ¿Por qué no disfrutar a lo grande cada momento de tu existencia? Claro, sabés que la vida es corta… y a cada quién le llega su hora. Así que el tiempo de tomar decisiones es… ¡ahora!

Quiero proponerte 3 ideas infalibles para vivir tu vida al máximo:

1. Asegurate de saber qué significa “vivir la vida al máximo”. Por supuesto, cada quien tiene su propia opinión, así que… ¿cómo saber quién tiene la razón? Quizás según tu punto de vista, todo está bien. Tal vez tus papás no piensen lo mismo. ¿Y qué si estás equivocado? ¿Qué si eso que llamás “sentirme bien” pudiera convertirse en “sentirme mejor”? Nunca duele escuchar los consejos de los demás (especialmente cuando ellos quizás se han equivocado y no desean que nosotros pasemos por los mismos problemas). Y sobre esto, nunca dejés de escuchar los consejos del Diseñador, el Creador, el Dador de la vida. Él dijo “Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas porque prolongarán tu vida muchos años” (Proverbios 3:1,2). Es posible que exista algo mejor a lo que hoy conocés. Quizás preguntar no sea tan mala idea…

2. Evitá cualquier estorbo, impedimento, asesino de la felicidad. Si al leer esta frase lo primero que vino a tu mente fue la escena cuando tus papás o alguien en autoridad te dijo “no” a algo que querías hacer… estás luchando contra el enemigo equivocado. Firmemente creo que muchas veces ese “no” puede ser positivo porque quiere protegerte de peligros. El verdadero asesino de la alegría se llama d-e-s-o-b-e-d-i-e-n-c-i-a. ¿No es verdad que cada vez que hacemos lo incorrecto, surgen más problemas? O mejor dicho, ¿no es cierto que tenemos que andar viendo cómo evitar que surjan más problemas? Cuando ignoramos los consejos del Sabio, entonces nos convertimos en víctimas del fracaso de nuestras malas decisiones. Obedecer no siempre es fácil, pero tiene grandes privilegios. Él dijo: “Si obedeces, todas estas bendiciones te acompañarán siempre” (Deuteronomio 28:2).

3. Invertí en lo que vale la pena, invertí en el futuro. Hoy tenés la oportunidad de hacer algo para que tu vida valga la pena, hoy y mañana. No podés cambiar tu pasado, pero sí el presente y el futuro. Podés aprender de tus errores, y corregirlos. Podés tomar las decisiones correctas hoy, y librarte de problemas hoy y mañana también. Podés tomar malas decisiones hoy, y sufrir hoy y mañana también. Podrías incluso hacer algo que te haga sentir bien hoy pero mañana no. Cuidado con esto. Es una trampa peligrosa, porque ese mañana… algún día te alcanzará (para bien o para mal). Lo mejor es, antes de tomar cualquier decisión, antes de emprender cualquier acción, tratar de medir el resultado de la misma. Dios dijo “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos” (Gálatas 6:9).

¿Qué podés hacer entonces? Te sugiero un pequeño examen personal, privado, secreto, pero sincero. Tres preguntas: ¿Cómo podrías convencer a alguien que tu vida hoy es la mejor vida posible para vos? ¿Necesitás cambiar algún pensamiento, palabra o conducta que esté dañando tu vida? Se seguís viviendo como lo hacés hoy, ¿cómo creés que será el futuro que te espera?

Una palabra final. Jesús dijo: “El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Decidí hoy a quien seguir.

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